¿Cómo alinear la cultura con los objetivos de las empresas?
En las organizaciones, hacer coincidir lo que ocurre internamente entre trabajadores, equipos y proveedores; con los objetivos estratégicos no siempre es una tarea fácil. Imagina una empresa que busca fomentar la innovación y la creatividad para mantenerse competitiva en su industria, pero en la cual sus empleados son conservadores y le tienen miedo al cambio. Es probable que, así, no logren un punto en común para seguir creciendo, poniendo en riesgo su posición en el mercado.
Si bien este desajuste entre cultura-objetivos se puede dar por diversos motivos, como problemas de comunicación y liderazgo, resistencia al cambio, malas políticas internas, procesos inadecuados; lo cierto es que, de no tratarse, puede ser perjudicial para la sostenibilidad del negocio.
Alinear cultura y objetivos no solo es esencial para garantizar la coherencia y eficacia en la operación de la empresa, sino que también contribuye directamente a su capacidad para adaptarse y prosperar en un entorno empresarial en constante cambio. Además, puede mejorar el clima laboral -al reducir la fricción entre equipos- y facilitar la ejecución de iniciativas clave.
Eso sí, hay que considerar que esto requiere de tiempo, y compromiso especialmente desde las mesas directivas, quienes deben lograr que el mensaje permee a toda la organización.
Para hacerlo, se pueden seguir los siguientes consejos:
- Entender el propósito de la organización: Esto implica pensar y repensar los valores fundamentales y los objetivos estratégicos de la organización. Si esto no se tiene claro, difícilmente se va a poder transmitir una visión coherente y motivadora a los empleados.
- Comunicar las metas y objetivos de manera periódica y clara: Los líderes de la organización deben ser cercanos y dedicar parte de su tiempo a comunicar la visión, valores y objetivos organizacionales a todos los estamentos de las empresas, poniendo énfasis en cómo cada miembro contribuye a alcanzarlos.
- Involucrar a todos los equipos: Se debe fomentar una participación activa de las personas en la definición de la cultura organizacional y objetivos de la empresa, porque al sentirse involucrados en el proceso, es más probable que se comprometan en su cumplimiento. Eso asegura un trabajo más eficiente y productivo. Además, se debe procurar tener un buen sistema de recompensas al momento de conseguir las metas para reforzar los comportamientos deseados.
- Instalar capacidades para hacer frente a los objetivos: Si se tienen nuevas metas, es clave que los empleados tengan las herramientas para cumplirlas hoy y en el futuro. Esto incluye proporcionar capacitación continua, acceso a tecnología, recursos adecuados y soporte administrativo.
- Tener un sistema de evaluación efectivo: Es crucial evaluar si la cultura organizacional y el avance hacia los objetivos van en la misma dirección. Con estos indicadores en mano, puede ser más fácil ajustar las estrategias frente a cualquier brecha.